En las últimas semanas gracias a la campaña de SomosOcéano con Google Actívate me han contactado varias personas para que les echase una mano con la palabrita de moda: emprendimiento. Además a esto se le añade que he participado en un par de charlas en coworkings con emprendedores y personas que están barajando la posibilidad de poner en marcha su propio negocio, así que este blog me parece el lugar ideal para explicar lo que pienso sobre emprender y las habilidades que todo emprendedor debe tener.
Lo primero y más importante de toda esta chapa que os voy a lanzar: yo no soy nadie para dar consejos porque creo aunque SomosOcéano es una empresa pequeñita que ha arrancado con mucha fuerza aún le queda un tremendo camino por delante y muchos obstáculos que salvar.
A mí generación, por lo menos, nos educaron para estudiar mucho, tener una carrera para así conseguir un buen trabajo y listo, fin. Pero con lo que no contábamos era con una gravísima crisis económica que puso patas arriba todas nuestras perspectivas laborales y todos los planes que habíamos trazado y, con una revolución tecnológica que iba a calar tanto en la sociedad y en nuestros hábitos de consumo. No sé vosotros, pero en mi clase no había nadie que dijese “yo de mayor quiero ser emprendedor”, o “yo quiero tener mi propia empresa”… era algo que no se barajaba realmente.
Y el tema del emprendimiento nos ha cogido sin las habilidades necesarias porque ni tenemos claro que es eso del IVA, ni el IRPF, ni cómo se hace una factura, ni qué supone ser autónomo… ¡un estrés! Desde esta pequeña tribuna reclamo más formación para los estudiantes sobre todos estos temas ya no sólo porque son vitales para el emprendedor, sino que también son muy útiles para la vida diaria (¡qué bien me hubiesen venido!)
Mirad, estos meses trabajando con SomosOcéano me han servido para reflexionar sobre mis propias capacidades, mis habilidades y mis puntos débiles, lo que me ha permitido establecer una serie de características ideales que los emprendedores deberían tener (que esto no significa que yo las “cumpla” todas, ¿eh? ¡Ya me gustaría!)
-Adaptación: aquí es básico el concepto de start-up, con ella podremos ver si nuestra idea central de negocio es interesante para el público o no y poder variarla antes de lanzarnos de lleno.
-Networking: hay que establecer una amplia red de contactos tanto profesionales como personales porque nunca sabes con quién puedes contactar y puede resultar de utilidad en el futuro. Seguro que conocéis la teoría de los seis grados de separación, pues tenemos que aplicárnosla.
-Planificación: aquí reconozco que yo voy a salto de mata con todo. Idealmente si tenemos nuestros movimientos planificados ahorraremos tiempo y por otra parte crearemos las estrategias necesarias para conseguir los objetivos de los planes que queramos. Suena genial y ojalá llegue a poder planificar bien mis movimientos, por ahora voy como pollo sin cabeza.
-Formación constante: ¿qué os voy a decir yo sobre este tema? Después de la formación digital con Google Actívate poco más puedo añadir. El emprendedor tiene que estar formándose constantemente para que su empresa no se quede atrás tanto en novedades de su sector, en nuevas formas comunicativas o en mejoras que pueda aplicar a su propio producto. Además de una formación constante también añadiría que el emprendedor tiene que ser una persona curiosa por naturaleza, que se empape de la realidad y de los cambios en la sociedad porque de esta observación pueden llegar muy buenas ideas de negocio.
-Tu empresa en 360º: el emprendedor tiene que conocer todas las caras de su empresa que pueden ir desde los aspectos legales, financieros o los logísticos. Dicen que la clave incluso está en saber resumir en una sola frase de qué va nuestro proyecto. Imaginaos que os encontráis con un inversor en un ascensor, sólo tenéis unos segundos para contarle vuestra idea de negocio antes de llegar a la planta deseada: ¿puedes concentrar tu idea de negocio en una sola frase? y si ese inversor te pregunta algún dato concreto, ¿sabrías dárselo? Que sepáis que yo ya lo tengo ensayado por si me encuentro con Elon Musk en un ascensor: “SomosOcéano es moda atlántica sostenible. Señor Musk, ¿quiere ver nuestros calcetines con cunchas de Santiago?” Yo creo que invertiría fijo jajajaja
-Delegar: aunque controles a tu empresa desde todos los ángulos posibles es vital (por tu propia salud mental) que delegues algunas de las tareas que implica tu proyecto porque te recuerdo que el día sólo tiene 24 horas. Por ejemplo, puedes contratar a una asesoría para que te lleve al día todo el papeleo con los impuestos, o por ejemplo contar con una persona que se encargue de las redes sociales de tu proyecto.
-Transparencia: una de la mayores enseñanzas que he tenido durante estos meses es que hay que ser escrupulosamente transparentes con lo que hacemos y cómo lo hacemos. Actualmente cualquier cliente o usuario puede ponerse en contacto con nosotros para alabarnos pero también para tirarnos de las orejas cuando lo hacemos mal, por eso resulta clave que seamos claros y transparentes con nuestras acciones para que nadie puede achacarnos falta de información sobre nuestros servicios o productos.
-Y finalmente, pasión: querido amigo emprendedor, vas a dedicarle muchas, muchas, muchas horas y energía a tu proyecto. Si no te ilusionas con él difícilmente vas a conseguir venderlo.